viernes, 31 de diciembre de 2010

Espejito


El ídolo nació con ese característico estilo que tienen aquellos que permanentemente se miran a si mismos, todos los objetos, personas y cosas cumplen con un solo objetivo: reflejarlo. Perfeccionó sus condiciones y con empeño alcanzó el éxito, su gran alimento emocional era el escenario, era adorado por sus fanáticos y además contaba con una figura espigada y andrógina que cautivaba.
Lentamente el tiempo cobró su precio, la lucha por la juventud lo situó, un día, solo en el iluminado escenario, delgado, pálido, viejo, despiadadamente viejo sosteniendo precariamente un peluquín con artificiales mechas, entonando sus mil veces cantadas canciones de amor, escritas por él a amores que nunca sintió, con emociones que nunca palpó.
Miraba la sombra de su público que chillaba, su piel sudorosa y lampiña tomaban la textura de un cartón encerado, con un brillo amarillo dado por las luces, miró sus manos huesudas que gesticulaban una pasión que nunca existió en él, se aproximó al limite del escenario y sintió la atracción del vacío, la emoción de caer para siempre, de entregar su carne a su público para ser devorado por ellos. Cerró los ojos y sintió la embriaguez que le producía la idea. Apretó los dientes y se lanzó a la masa oscura. Concretó su ultimo gesto de amor hacia el verdadero ser: "El Ídolo".
AOC.©.2010
Grafica: Francis Vallejo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El túnel del tiempo






Detrás de esa puerta
se esconde lo inevitable
de una infancia disecada
que cabe entera
bajo la superficie
en interminables calles
y bifurcaciones.

Tan invisible como yo,
quizas sea yo
con un viejo corazón de nutria,
con un Dios herido,
un Dios muriendo.

Y en ese frío cortante, primitivo,
un beso, una atracción
por una red de calles extraoficiales
recorridas por el blanco olvido
de la nieve.

Por otro lado,
una alma sonámbula
quiebra los huesos del tiempo,
roba recuerdos,
hace lecturas del abandono.
Ya nadie sabe nada
sobre piel y sangre.

AOC.©.2010


Gráfica: Massimo Rotundo / Keras Coet.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Suikinkutsu



La pampa, el viento,
el silencio de vida
puebla de sedimentos
el invisible camino
de lluvias leves,
de lavativas sugerentes.

La tierra
calcárea, profunda, despoblada,
emerge con fuerza
con el poder oculto de la nada.

Las manos rugosas
pulidas de silencio
acarician la piel milenaria
de eternas amadas,
besadas por salinas lágrimas.

El cuerpo doblegado de una rama
entrega al sol
curtidas llagas
en desarticuladas danzas.

Solo algunas almas
atisban el paisaje
del que estoy preñada.

AOC.®.2010



Ilustraciones: Evangelina Prieto / Marion Peck

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ojos de invierno








Ligeramente y sin querer
el oficio aventaja al instinto,
finas mentiras
se cuelan hasta la médula
creando fondos
de reservas inauditos,
puntos de apoyo,
espacios tan grandes como el tiempo.

Cerramos las persianas
al sol meridiano,
aprendemos con memoria inolvidable
oraciones vespertinas
para niños lascivos
de boca de un beato profesor.

La frialdad
en medio de la pieza
adornada de estatuas
que miran orgullosas
un endeble paraíso;
justo en el centro,
se sumerge nuestro espíritu
atrincherado
esperando
las más crudas estaciones.

AOC.©.2010



Ilustraciones: Nielly Francoise / Alexandros Vasmoulakis / Vicent Mallie

domingo, 19 de diciembre de 2010

Un millon de pesos


El papá de Posi disfrutó toda la vida cambiándole nombre a las personas y cosas; así los hermanos de Posi vivieron buena parte de su vida con imaginarios nombres que su padre tomó de su original afición; el primero de los hermanos fue conocido por Cahueto durante toda su infancia y parte de su adolescencia, y sólo cuando llegó a adulto logró imponer su tradicional nombre Arturo. Mientras las dos hermanas pequeñas llevaron por siempre Lutina una y Carencho la otra.
La afición de Don Juan que así se llamaba el papá de Posi, circulaba por una angosta faja entre la mentira y la simpática creación; cuando jugaba en familia al bachillerato salvaba adaptando y cambiando nombres a su amaño; creó una seguidilla de Efigenia, Ifigenia, Hefigenia e Hifigenia. También era conocido por cambiarle el valor a las cosas según su conveniencia, era usual que algunos bienes alcanzaran el mágico valor de un millón de pesos, en esa cifra cabía un rebuscado sillón de pretencioso gusto adquirido por su nuera, un fabuloso computador comprado por alguno de sus nietos preferidos y así una infinidad de objetos. Con Don Juan las cifras eran siempre valores relativos, él era dueño y señor de las matemáticas, el teorema de Fermat y la cuadratura del circulo eran pan comido para su sobrealimentada imaginación.
AOC.©.2010
Grafica: Alexandros Vasmoulakis

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Geograficos miedos







Sin ilusión,
un árbol de ausencias
se hace cómplice
de un porvenir lejano,
con palabras que se escapan
a tierra firme.

Todas las declamaciones,
las maldiciones
se pierden en el camino de la noche,
en una geografía venosa
de cavernas
recorridas por una voz desesperada.

Cuando me mirabas
yo me creía ventisquero
azul celeste,
puerta abierta,
golondrina;
ahora el tiempo
se llevó tus ojos a otra esquina.

Una lengua de fuego
abanica la cara
chorreando caricias
en un abrazo de adiós y olvido,
con un aroma de horas
que atraviesa aquel viejo
y querido ramillete
de imponderables miedos
que desde una mueca sonríen.

AOC.©.2010




Fotografias: Salomé Vorfas /Antonio Quintana

domingo, 12 de diciembre de 2010

Prisma de egos.



Los colores de los egos tiñen el paisaje, todo el paisaje, todos los paisajes.
Están la gama de los amarillos ocres, donde entran figuras de ponderados triunfos, el mejor negocio, la ultima y mejor frase, dueños de ideas únicas y entre ponderación y ponderación dejan un espacio de silencio donde cabe el resto de la sabiduría.
Azul acero son aquellos egos nacidos bajo la condición de patrón, dueños de una aguda prepotencia, donde los otros son inquilinos que él dispensa con favores, normalmente ofrendas de vino o comida. Su alta condición lo autoriza a exponer el caudal de sus ideas sin muchos miramientos con su prójimo.
Los verde cata son esencialmente simpáticos, pero sobre todo francos, franquisimos. Dejan caer su opinante verdad sin piedad, pero no resisten un atraque frontal en igualdad de condiciones a igual franqueza.
Y los egos rojos son absolutos, el mundo son ellos, la única manera de que exista la vida es a través de ellos, la insignificancia de los demás es absoluta y es prueba de la grandeza del ego rojo.
En combinaciones mixtas, parciales y o totales se puebla el mundo, un mundo que aparenta no sentir la angustia, lleno de operaciones defensivas con sus respectivos desplazamientos, sublimaciones y conversiones, como si fuera posible trascender a la muerte.
AOC.©.2010
Gráfica: Zdzislaw Beksinski

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Imprecisiones.








En este nuevo silencio
ulula el murmullo
de aguas muertas,
de presentimientos,
de imprecisiones...

Se sitúa en la boca del estómago
de una vida ya vivida,
es solo la estela de un vuelo
en un mundo
de cosas acaecidas.

Con torpes manos
hilvano enormes vestidos
para sombras
que amorosamente
se dejan llevar por vientos viscosos .

En un estanque oculto
se ahogan mis palabras de profeta,
mi risa de volcán.
mi aeroplano en llamas;
todo el universo
cabe en el ojo de una cerradura
que ya no atisbo más.

AOC.©.2010



Ilustraciones: Paul Delvaux / Lakhsmita Indira / Eulalia Borrut

domingo, 5 de diciembre de 2010

Certezas


El mundo esta repleto de cosas que ignoramos, de miradas que no sabemos interpretar, de intenciones buenas y malas que moldean los limites próximos. Nací con ese signo de ser mal interpretada, como si de alguna manera solo comunicara la mitad de un todo y la otra mitad flotara en el aire, volara; a muchos no les gusta mi condición etérea y siembran mi tierra de sospechas, éstas crecen y se multiplican, se pasean por las miradas, por risas y risitas, sin decir nada.
Algunos pobres amores han dado palos de ciego, auscultando el alma solo para alcanzar este pedacito de aire, un trocito de certeza que no cabe en una mirada.

AOC.©.2010

Fotografia: Salomé Vorfas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Siembra de nubes




La luna penitente,
se equilibra murmurando,
llena de desplazamientos,
sublimaciones y conversiones
en una plateada luz de silencio.

La tardía certeza de un amor
no modifica el surco
labrado por una lágrima,
las sombras se hacen invisibles
al medio día,
una gota inalcanzable,
una sonrisa preñada de nubes negras
transporta un saco de mentiras
para sembrar los campos inocentes,
y llenar de murmullos
y envidias los mundos celestes.

Un azuloso tordo
equilibra la noche
en un canto de olvido
con una insoportable
carga de sombras.

AOC.©.2010



Ilustraciones: Conrad Roset - Dodo & Ben Radis.

Despedida

Llevo 6 o 7 años publicando mis escritos y poesía con palabras similares, contenidos similares, con gráfica orientada siempre a una visió...