lunes, 31 de enero de 2011

Llevar y traer


Hace tiempo que Isabel pelaba el cable por Carlos Eugenio, un encantador amigo de su primo; ella había hecho cosas ridículas, como robar el numero de teléfono de la agenda de su primo. Se dispuso a utilizar todos sus trucos, como hornear un rebuscado brazo de reina para una reunión en que sabia que él estaría; también se encargó de comentar y promocionar profusamente su pastelito para que él, Carlos Eugenio supiera que ella era una osa habilidosa, hacendosa y cariñosa. Quien puede perder de vista que una mina que cocina cosas ricas es una mujer acogedora y llena de cariño?. También buscó cualquier excusa para dejarse caer donde su primo, fingiendo entusiasmos fraternales que no tenia y sobre todo bancarse a la pesá y temperamental señora del primo Juan.
Al final engrupió, caguineó, interpretó, llevó y trajo, solo para conseguir el mal pagado puesto de amiga que ofrecía Carlos Eugenio.
También es digno de recalcar que el sujeto a conquistar resultó un poco indiferente a los coqueteos de Isabel. Pero hoy por hoy, ella es la guinda de la torta, Carlos Eugenio se peleó con el primo Juan y su mujer a través del correo electrónico; resultado de la maniobra táctica: ahora es Isabel la depositaria del lamento de Carlos Eugenio, el que además la ha premiado con su confianza y le ha enviado todos los correos en disputa.
Hoy Isabel es bendecida ocasionalmente con el llamado de Carlos Eugenio, quien manifiesta su gran cariño y su interés por el papá, la mamá, los niños, el perro y el abuelito que nunca conoció.

AOC.®.2011
Gráfica: Evangelina Prieto

miércoles, 26 de enero de 2011

Colección de soledades







La tierra se pobló de secretos,
con una claridad pobre y triste,
moribunda y descolorida
de un río que pasa, huye y se va.

Invisibles dedos de fantasmas,
sumergidos en aguas pantanosas
cimbran vagos rumores de cañaverales
esculpidos en una bruma densa
que se desgarra al contacto
de los juncos punzantes.

Mis hambrientos ojos que tragan el mundo
me dejan tu alma pobre y encogida
que violenta la dignidad de las cosas
con un ego contrahecho
que se multiplica, se divide
y castiga.

Tu sombra
no se adentra en mi noche,
en mis caricias color de diluvio
al filo de la piel
donde esta mi debilidad y mi fuerza.

AOC.®.2011



Grafica: Daniela Uhlig / Mark Ryden / Jane Kerr Wood

domingo, 23 de enero de 2011

Acueducto


Es cierto que Amalia tiene ese aspecto de mascarón de proa, pareciera estar siempre bañada de olas y viento mirando inmutable el infinito.Pero es su alma la que hoy parece estar sujeta a una vertiginosa sensación de irrealidad, como si en algún momento hubiera dejado de pertenecer a la comunidad de semejantes que la circunda, algo así como vivir una pequeña muerte donde todo lo que queda de Amalia son recuerdos que se tiñen de esa película gris del olvido.
Todo parece indicar que tiene una extraña manera de mirar el mundo, atada a una vida que parece no transcurrir, con una seguidilla de problemas situados en la misma esquina que desde hace un siglo, doblegada siempre por la inmovilidad heredada de una invisible leche materna.
Existen algunas tardes extraordinarias en que Amalia deja que el tiempo pase sin culpas y se pierde en la observación de el ir y venir de los tordos que tarde a tarde posan sus negros plumajes en la espesura de un árbol que hace sombra en el jardín. Entonces Amalia respira.

AOC.®.2011
Grafica: Andrea Benson

miércoles, 19 de enero de 2011

Parole, parole


Incontables veces las palabras solo parecen ser una seguidilla de sonidos, que con una entonación u otra, alcanzan melodiosos cantares donde sonido y significado circulan por vías paralelas, aunque en el primer encuentro tienen aspecto de bodigos compactos y gratos al paladar.
Días atrás Mariluz recibió un "te quiero mucho" sonoro y feliz, pero el tiempo lo redujo a aire, simple aire.
Por otro lado Alfonso siembra la tierra de "mucho cariño", "todo bien, todo tranquilo" y otras frases ancla, que llenan el espacio de cariñosas ideas que se disuelven rápidamente en ligeras aguas.
Guadalupe, sin embargo, lee en las palabras interpretaciones propias, intenciones irreales, tempos inventados y sucumbe ante inexistentes llamados.
Quizás los verdaderos significados se ocultan en un delicado arte del reojo, en las miradas a hurtadillas, en humeantes tazas de té bien servidas en somnolientas tardes de sábado, donde convergen felizmente ruiseñores y magnolias. Al primer sorbo perfumado y escarlata las palabras dejan de tener sentido.

AOC.®.2011
Grafica: Cserkuti David.

domingo, 16 de enero de 2011

Pan y tierra.




Hizo su nido
en un amanecer de cosas idas,
en una alma de lagos secos
sumergida en sueños de piedra.

En nubes silenciosas
se refugiaron los sueños,
sujetos a ese congénito temor infantil
a lo inevitable
que se encoge en el humo
y muere.

Un beso, una atracción,
un perro guia a través del tiempo,
son laberintos
que determinan las vidas.

Con repetido gesto
desparramó sus semillas calcáreas
alimentadas de viento,
con esa hambre de perpetuidad
que dibuja el apetecido sueño
de la propia inmortalidad.

AOC.®.2011




Ilustraciones:Marion Peck / Emil Schildt / Elias Silveira.

miércoles, 12 de enero de 2011

la caja de conchuelas


Cada cierto tiempo Luca abría su atesorada caja de recuerdos y se sumergía en las historias de su pasado que le contaban los objetos; un frasquito con conchuelas la transportó a sus primeros 5 años, en la quinta del Tata, ese tremendo hombre con pantalones de pretina alta y un grueso cinturón sobre ellos, su bigotito flaco bajo su aguileña nariz. Todo lo que se le arrimaba a él parecía estar protegido por su presencia, la Mamá Chica, la pequeña Luca, las gallinas, los perros, todo crecía bajo su sombra vigilante; cuando caía la noche ponía su revolver en el cinturón y su escopeta y partía a recorrer los oscuros rincones de la quinta a espantar ladronzuelos que solían traspasar los gruesos muros de adobe para robar frutas, gallinas o huevos, cosa que enfurecía al Tata ya que el solía regalar las cosas que le pedían por la buena.
Luca sentía que vivía en un mundo encantado, la enorme chancadora de maíz parecía un monstruo de hojalata amenazante, dispuesto a devorarla con sus correas de cuero que giraban violentas; el bosque de frutales lleno de gnomos y otros encantados personajes se extendía hasta un profundo río que caía en una gruesa cascada hacia las profundidades. La piscina de conchuelas era el sitio privilegiado para disfrutar de la magia de la quinta; el Tata para evitar que Luca corriera alocadamente por entre los gallineros había enterrado un enorme cajón en una piscina de conchuelas y lo dotó de pequeñas mirillas que le permitían a Luca observar los acontecimientos del entorno sin ser vista y disfrutar de la potente condición de ser invisible, condición que el Tata alimentó con historias fantásticas que la convertían a ella en un ser especial.
Fueron miles las tardes que Luca y sus muñecas habitaron el cajón de las conchuelas y su mundo de secretos; claro que cada vez que algunos de los trabajadores pasaba frente al cajón con ojos, decían - Hola Luca! y ella los hacia callar para no delatar su escondite secreto.
Una fresca mañana de otoño Luca vio juguetear los invisibles ojos de su hermano dentro del cajón de las conchuelas, los trabajadores pasaban por ahí y decían - Hola Rorro!!, el secreto lugar repentinamente se transformó en una trinchera llena de soldados. Algo había cambiado para siempre en el universo y Luca ya lo sabía...

AOC.©.2011
Fotografia: Antonia Obiol

domingo, 9 de enero de 2011

Esfera Armilar



Cargaba con las plumas
de un buitre viejo
que no quiere volar
y un corazón de nutria,
se creía la princesa del frío,
del frío cortante,
del frío primitivo,
especialista en laberintos de tiempo,
en decodificaciónes de carteles,
en besos perdidos,
en bifurcaciones,
como una competente
secretaria de prostíbulos;
seguida por fantasmas
de fotografías
atrapados en su rutina de blanco y negro,
dueños de palabras
que no llegan nunca
a apoderarse de los hechos.

Ella circula
en la invencible soledad de túneles,
donde el frío escarba,
el miedo sube,
el árbol se seca
y el hombre se agrieta
como si hubiera salido de la memoria.

AOC.©.2011



Ilustraciones y fotografia: Dmitry Chapala / Evangelina Prieto / Marion Peck

miércoles, 5 de enero de 2011

El árbol mujer


Los algarrobos son arboles solitarios y espinudos, crecen enroscándose hacia el cielo, girando y torciéndose sobre sÍ mismos, siempre hacia lo alto.
Buscando una sombra que la acogiera fue que Nanon se encontró, en la sinuosa loma de un cerro, con este algarrobo que parecía ser una mujer que levantaba sus brazos al cielo; en su cambiante aspecto algunas veces bailaba coqueta una danza y otras parecía llorosa implorando los favores que venían desde las alturas.
El lugar en que había crecido este árbol-mujer ofrecía una vista intensa y total del valle; por muchos años Nanon tendió su chal bajo la sombra de la bella-árbol y se dejo llevar por el encanto del lugar, largo tiempo duró la silenciosa amistad entre estas dos mujeres que solitarias y quietas observaban el paisaje a sus pies.
Sin aviso, sin sospecha, un otoñal día el árbol-mujer fue derribado con crueles hachazos; Nanon llegó al sitio cuando aun quedaban algunos trozos de su arbolada amiga dispersos sobre la tierra seca donde había crecido, Nanon tomó todos los trozos que encontró y los llevó a casa.
Por mucho tiempo los troncos permanecieron en espera de algo nuevo. Un día cualquiera Nanon agrupó los dispersos trozos y empezó a buscar tras la rugosa, áspera y oscura corteza, donde crecía en plena medula de aquel castigado tronco una corriente roja, oscura y dura como si las raíces del árbol llevaran la sangre de esa mujer que bailaba y lloraba hacia el cielo, quizás por el agua, por las lluvias que caían escuálidas en su paraíso de monte y sol.
Nanon trabajo, lijó, pulió cada centímetro de aquellos pesados troncos que ofrecían la maravilla de sus formas como si la fuerza de aquel árbol en cada recoveco girara hacia la luz guiado por la fuerza de su sangre. Nanon sintió que en cada movimiento modelaba y descubría el espíritu de colores de un árbol que una vez había sido mujer.
Hoy, los trozos del árbol-mujer se mecen a un nuevo ritmo en casa de Nanon, compartiendo un nuevo baile de la vida.

AOC.®.2011
Fotografia: Antonia Obiol

domingo, 2 de enero de 2011

Clepsidra, el reloj de agua




El impreciso tiempo
cae sobre las manos
como si mirara
de cara a la muerte,
o a un espectáculo de vida leve
apenas dibujada en el agua.

Pegado al interno recoveco,
el pájaro de la tempestad
ha colocado sus crías
para perpetuar su especie
dentro de las oscuras arterias.

Y la tristeza,
nos acostumbramos a ella,
quiebra los huesos del tiempo
y roba recuerdos,
como una vieja lectura de abandono
encogida en el humo del olvido.

Mitómanos y aventureros
son los juegos del porvenir
con su belleza convulsiva,
el viento los atraviesa, los flagela
en un cataclismo de estulticia.

Y al final, en esa mirada
aparece el rostro cristalizado
de la agonía, que en cada segundo,
gota a gota se hace pasado.

AOC.©.2011



Fotografia - ilustración: Chris Triance-Martin / Alex Gross / Evangelina Prieto.

Despedida

Llevo 6 o 7 años publicando mis escritos y poesía con palabras similares, contenidos similares, con gráfica orientada siempre a una visió...