Lo bello es frágil, efímero y muchas veces invisible; un jardín poblado de silencio movido por un ir y venir de pajarillos confiados que trascienden las ventanas y pasean sus pequeños cuerpos por la mesa y los muebles de la pieza, es una magia que dura un momento. Saber mirar el jardín secreto que crece en la ventana por el eterno tiempo de unos minutos, otorga sentido al pasar de los días; si la vida me deja detenerme a mirar el lenguaje de la brisa en las hojas y las formas de los mismos árboles que me miran a diario, tonto sería pasar de largo y llenarme la cabeza de lo que no he hecho, de que me miraron, de lo que ya no tengo, de lo que sueño que tendré.
Anoche soné que me hablaba un personaje que se perdía en la espesura de un bosque y antes de partir me decía que la vida estaba aquí, en el sentir cotidiano, en lo que se mueve ante nuestros ojos, en las pequeñas palpitaciones, en lo que se forma mágica e inconscientemente entre nuestras cosas, en los detalles que colgamos, en los colores que ponemos, en las ventanas que abrimos, las palabras que pronunciamos. Lo que queda más allá son solo especulaciones.
Cuando la idea del hombre de mis sueños hacía sentido en mi, me despertó la impiadosa alarma del auto de mi vecino y me depositó en la realidad cegadora en la que es difícil vivir.
AOC.®.2011
Gráfica: Cyn Narcisi
http://youtu.be/-Hd4AMaZ7So
