domingo, 18 de noviembre de 2012

Tarde de domingo ( Relato)

Hace rato que Renata estaba medio aburrida, tenía la idea de que su vida de pareja se había transformado en una enorme eternidad, con el mismo color de fondo, ese horizonte finito que alcanzan las cosas después de muchos años; se sentía sentada en una bóveda enorme, con el mismo eco rebotando en las paredes.
Un domingo cualquiera, que es el día en que ocurren las cosas, Renata puso su cabeza en orden, sacó algunas cuentas y se separó de su pareja de años, con la idea de que ahora la mayoría de las cosas son desechables, y que cuando todo se destruye luego se sigue adelante y se reconstruye, que la vida en general debe ser emocionante, ligera y cambiante.
Y así Renata cerró la puerta y ahí quedó a la intemperie, ahora haría una vida de verdad, respiraría aire puro y amaría nuevamente.
De a poco, como en toda reconstrucción, Renata empezó este nuevo orden, con sus cosas nuevas, otros colores, espacios amplios, otro espíritu, un nuevo amor y todas las cosas que conforman un nuevo mundo. Cuando todo estaba en orden, todo organizado, asentado, armonizado, acoplado, lentamente empezó a sentir que la eternidad se le venía encima, se tomaba su bóveda celeste con los mismos ecos de su antigua vida; había construido sobre su propio vacío, una larga copia de todas sus aburridas vidas y que reconstruía una y mil veces para despertar en el mismo punto.
AOC.©.2012
Gráfica: Mariana Kalacheva.

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Despedida

Llevo 6 o 7 años publicando mis escritos y poesía con palabras similares, contenidos similares, con gráfica orientada siempre a una visió...