Exhalo
el presentimiento exacto
de estos dientes apretados
y estos ojos de destino,
con todas mis ventanas
en la oscuridad del atardecer.
Mi madre
nunca me habló de la noche
y del reloj que se arrastra
con las olas,
de los flacos dedos del invierno
y de las estrellas que tiemblan
cuando uno levanta la mirada,
mi madre me extirpó
de sí misma
a gritos
y no me explico nada.
Una flor azul
mojada por la mañana
se agita,
verde clara,
una enmarañada hierba de río
me contó
me contó
que yo era arena,
que yo era arcilla.
Mi madre
no me dijo nada.
AOC.©.2012
Grafica: NADIMA Shibina Nadegda 1 - 2 - 3
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