Al borde
del circuito emocional
de lo que se quiebra,
donde cada rayo de luz
tiene un punto de brillo
y otro de debilidad,
se puede seguir
en linea recta,
reflejarlo, desviarlo,
hacerlo brillar o bloquearlo,
interceptarlo,
y entender que no puede
funcionar en el vacío;
el centro de su fragilidad
es la oscuridad,
todos estamos invitados
al laberinto
del claro-oscuro
que nos puede perder
en su bosque
de árboles teatrales.
Es necesario dejarse llevar,
fusionarse a la multitud,
sentir la calle
que nos aplasta con indiferencia
y nos escupe en la otra esquina.
AOC.©.2012
Gráfica: Fotografía rescatada de la red del film "Que paso con Baby Jane" //
Bogdan Prystrem 2 y 3
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