Parecía una muralla de invierno,
su cara tenía color de invierno,
su alma se caía a pedazos.
húmeda, antigua, solitaria.
El pavimento gris miraba un cielo gris.
El jardín solitario de aves y de hojas.
La ventana dejaba ir el tiempo
raudo, indiferente, frío.
Se sostenía a esta precariedad de vida
por un hilo imaginario,
marcado por un sol que entraba y salia,
en ese antiguo circulo de día y noche.
Lo que parecía corazón
hacia circular su sangre densa
sometida a ese viejo hábito de girar.
Y nada había adentro,
solo una infinita gama de pretextos,
y el día se hizo noche
bajo un gigantesco paraguas
para lluvias inexistentes.
su cara tenía color de invierno,
su alma se caía a pedazos.
húmeda, antigua, solitaria.
El pavimento gris miraba un cielo gris.
El jardín solitario de aves y de hojas.
La ventana dejaba ir el tiempo
raudo, indiferente, frío.
Se sostenía a esta precariedad de vida
por un hilo imaginario,
marcado por un sol que entraba y salia,
en ese antiguo circulo de día y noche.
Lo que parecía corazón
hacia circular su sangre densa
sometida a ese viejo hábito de girar.
Y nada había adentro,
solo una infinita gama de pretextos,
y el día se hizo noche
bajo un gigantesco paraguas
para lluvias inexistentes.
AOC:©2010
Grafica de Takato Yamamoto y Arantza Sestayo
Para escuchar: http://www.youtube.com/watch?v=O3SxCph5I1Q&playnext_from=TL&videos=9q2s4NZJ_fM
2 comentarios:
Hola amiga... sin ser experto en poesías al leer la tuya tuve esa rara sensación de experimentar el movimiento y la quietud a la vez... o talvez un simple pretexto para seguir conectados.
Saludos rituales, Bocha.
Hola amigo...
Me gustan las dos, la rara sensación y el simple pretexto, las dos me dejan contenta.
Un gigante beso
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