Con el cariño de siempre...

Cuando se tienen 13 años, en un pueblo pequeño con un río lejano, las cosas no resultan fáciles, por lo menos eso pensaba Fernanda, ademas su sobrepeso la hacía sentirse dueña de un cuerpo al que no le tenia mucho cariño; entre una cosa y otra empezó a fantasear, y una mentira llevo a otra y asi comenzó esta carrera profesional de mentirosa, pero de la buena mentira, aquella que se puede contar durante toda la vida para terminar pensando que es parte de una realidad acaecida. Fernanda tenía claro que sus mejores elaboraciones no admitían cabos sueltos, si se trata de mentir sobre personas, se requiere contarlo en un círculo inconexo con los presuntos implicados. En esas elaboraciones caben pololeos, besos robados, declarados amores, algunos heroísmos y todo lo que sirva para adornar la poco interesante vida de una niñita con pocos amigos y poco que contar.
Pero para perfeccionar la mentira se requiere de un ejercicio constante de ensayo y error, que sin lugar a dudas convirtió a Fernanda en una gran mentirosa. Resultó fácil que su grupo más cercano metiera verdad y mentira en un mismo saco, esto de alguna manera les facilitaba las cosas; de ese modo, toda manifestación que implicara desacuerdo o cualquier cambio que no pudieran manejar, pasaba a ser otra mentira elaborada por Fernanda, así resultaba todo fácil y bonito. A la fecha el orden de las cosas no ha variado en lo absoluto; cuando miran a Fernanda, parece que estuvieran viendo a otra persona, a alguien que nunca se molestaron en conocer...

(AOC.© 2010)
Gráfica de Antonia Alvarez
Para escuchar: http://www.youtube.com/watch?v=47KjesMo5PY&playnext_from=TL&videos=h9_6rm72mb8