Difusos corredores de sombras
amalgaman culpas,
imprecisos vértigos
de la vida recorrida
esa que se pega a los huesos
arrastrando pecados
que no encuentran
su apocalipsis definitivo.
Siempre he soñado
abrirme paso
entre lo que siento
y lo que es posible realizar,
despojándome de obsesiones
hasta llegar a la urdimbre,
a la tela fina,
al volcán maduro,
que es piedra de trance.
Perdida he buscado
esa mirada
que desviste el alma,
colgante, deshuesada
detrás de los párpados,
una mirada que penetre
como un taladro lanzado al rostro,
como un proyectil sabueso
y me congele para siempre
en el fondo de esas pupilas;
pero sólo logro permanecer
silenciosamente aferrada
al pecado de ser otra
en una tierra que quiere ser mar.
AOC.©.2012
Gráfica: Benita Winckler // Colette Colascione 2 - 3
1 comentario:
MUY BUENO
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