Profundamente
sé lo valioso que tengo
sin embargo voy persiguiendo sombras,
almas pequeñas
que como mariposas nocturnas
se golpean contra la luz.
Muchas veces
no es mala fortuna,
es una renuncia premeditada
a la dirección de la vida;
todo empieza
a depender del acaso.
Es penoso
dejar de amar
a alguien que apenas conoces,
una sombra leve,
ignorante
que se pierde
en un camino sin huella,
sin que nadie se haga cargo
del que odia y del que es odiado.
El tiempo ha modificado
el poder de las miradas,
los ojos sin brillo
se parecen a los ríos de los mapas,
pero la línea oscura
entre los labios
perfila un contorno de ondulaciones
como tumultuosas tormentas
que dicen no me beses,
no juegues conmigo.
AOC.®.2012
Gráfica: Ana Juan // Elisa Mazzone // Liselotte Watkins
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