He preparado todo,
parpadeo con la misma rauda coquetería
que emplean los colibries en su vuelo,
como cediendo a esa congoja
que nos transmite la infinitud,
para entrar de lleno
a la invisible liturgia
de dos cuerpos que se arriman.
Me presento
esplendorosa
como la mujer del Apocalipsis
que aparece en medio del cielo
con la luna bajo sus pies,
solo para despertar
sentimientos sin nombre
que crecen como líquenes invasores.
Llegó la noche,
derramandose
como un catafalco de tinta
como un catafalco de tinta
en las ventanas,
mientras el silencio
anega el mundo
con sus aguas oscuras,
sin otro destino
que hundirme nuevamente
en el valle de las sombras.
AOC.®2012
Grafica: Serhiy Reznichenko.
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