
Mi gran mentira: el viento
mi única verdad: la tierra
pero tengo la mala costumbre
de aferrarme a ventiscas, aires marinos,
ventoleras, brisas de primavera
o cualquier canto de sirena
que suene bonito,
que le diga a mi alma
lo que quiere escuchar.
Tengo la estructura exacta
para estar al margen,
lejos del techo de los vecinos,
del circuito oral de parientes,
del graznido indiferente de algún amigo;
en el fondo sufro del viento,
del lenguaje de las rocas,
de espacios impenetrables
perdidos en el vacío de las miradas.
Solo soy tierra de nadie,
refugio de forajidos sueños,
recortes del alma,
de abedules gigantes
que lentamente cambian el paisaje,
con el solo fin
de dar descanso al ganso silvestre
que inicia su vuelo
del agua hacia las alturas.
AOC.®.2011
mi única verdad: la tierra
pero tengo la mala costumbre
de aferrarme a ventiscas, aires marinos,
ventoleras, brisas de primavera
o cualquier canto de sirena
que suene bonito,
que le diga a mi alma
lo que quiere escuchar.
Tengo la estructura exacta
para estar al margen,
lejos del techo de los vecinos,
del circuito oral de parientes,
del graznido indiferente de algún amigo;
en el fondo sufro del viento,
del lenguaje de las rocas,
de espacios impenetrables
perdidos en el vacío de las miradas.
Solo soy tierra de nadie,
refugio de forajidos sueños,
recortes del alma,
de abedules gigantes
que lentamente cambian el paisaje,
con el solo fin
de dar descanso al ganso silvestre
que inicia su vuelo
del agua hacia las alturas.
AOC.®.2011

Gráfica: Aislee Romano / Alberto Ruiz - Brandstudio (2)
2 comentarios:
Pues no se desaferre de las ventiscas… que las verdades de tierra oxidan las almas.
D.
Algo de eso sabra el ganso silvestre, considerado el simbolo de la fidelidad... vientos y ventiscas llevan y traen lo aprendido en otras tierras...
Besos
AOC.
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