domingo, 27 de marzo de 2011

La fiesta de Paulette


Cuando un matrimonio dura muchos años lleva consigo todas los colores emocionales que genera la vida, se ha ido para adelante y para atrás, pero en constante movimiento; Raúl y Paula habían llegado al no menor número de 40 años juntos, así que decidieron celebrarlo. Dado el trabajo de Raúl y la simpatia de Paula juntaron una considerable cantidad de invitados.
En el tramite de la vida, Nelly ha sido siempre una amiga cercana y amorosa de Raúl y Paula; y justamente ahora, Marcelito su hijo menor, estaba estudiando cocina internacional en un instituto dedicado al tema; su éxito más bullado había sido el pescado de masa, creación que a insistencia de Nelly repetiría en los 40 de Raúl y Paula.
Llegado el día, Marcelito se apersonó temprano por la casa de los festejados para ocuparse de los preparativos de la celebración, vestido de impecable blanco, con libreta en mano preocupóse de anotar todas y cada unas de las vituallas existentes en el refrigerador y la despensa, se paseó de un lado a otro por la cocina imbuido en cavilaciones mientras desplegaba un ajetreo organizativo convincente, pero sin ningún resultado practico; las promesas de Marcelito eran amplias:
- el pescado de masa,
- amplia colaboración y apoyo de ayudantes y profesionales del rubro.
- y la preparación de la cena y sus correspondientes aperitivos.
Pero pasaba el tiempo y en esa cocina nada ocurría.
Confiada en la labor de Marcelito, Paula por su parte había invertido el tiempo en hacer de ella la festejada más guapa, así que temprano estaba muy acicalada, con un lindo peinado de peluquería, encantadora, con su mejor perfume y todos los discretos adornos que sabe lucir una mujer interesante y elegante.
Y asi vestida y linda se da cuenta que se aproxima la hora del evento, llegarían los 50 invitados y Marcelito seguía tomando nota y organizando el aire. Paula se dio cuenta que se aproximaba una catastrofe y entró en estado de emergencia: llamó a todas sus amigas para conseguir todas las nanas disponibles e improvisar una cena a la altura de las circunstancias; reunió todos los trucos adquiridos en estos 40 años, frió toneladas de empanadas, ordeñó de sus cuadernos las mejores recetas, sudó, corrió, lloró y a la hora indicada Paula tenía todo en su lugar; claro que la tersura de sus afeites se habían sancochado en vapores y aliños.
Marcelito por su parte paseaba su atuendo de cocinero especializado dando ordenes que nadie tomaba en cuenta, rodeado de un aire de quien ha resuelto airosamente su trabajo.
Cuando la cena terminó y los invitados se retiraban, Nelly se acerco a Paula y le dijo:
- Que bien le quedo todo a Marcelito, yo te había dicho que el pescado de masa era fabuloso.

AOC.®.2011
Gráfica: Agata Wawryniuk

2 comentarios:

Daniel Os dijo...

No hay mejor madre que Nelly… sólo un mediocre puede sentirse airoso con el apoyo de una mujer así de necia.

Las masas lo pescaron impotente… ¿será eso el pescado de masa?

D.

antonia obiol y corcoll dijo...

Los que emocionalmente se paran asi en el mundo parecen no ser tocados, no tienen conciencia de su estado, probablemente ni siquiera sientan el fracaso.
Hace tiempo que he llegado a la conclusión que todos padecemos de un grado de ceguera que nos hace ignorar ciertas taras y como no las vemos no existen, por eso tanta gente circula por el mundo en plena inocencia, mientras mas ciego, más inocente.

Amasados Besos
AOC.

Despedida

Llevo 6 o 7 años publicando mis escritos y poesía con palabras similares, contenidos similares, con gráfica orientada siempre a una visió...