

Desolados, esparcidos, transplantados
en la distancia dispersa,
surge el conspirador de la lejania,
desbaratados y perdidos,
disgregados como huerfanos,
en un puñado de polvo
adivino que es el viento,
tras el sol que se ha ido
hace tanto tiempo.
Es sencillo este juego,
está escrito en la sangre,
en la palma de la mano,
en la luna
que separa esas manos.
No trates de ascender
sino de ir hacia adentro,
concede,
traga,
bebe la noche misma
que también tendra su hora.
Lo natal, lo pasado,
todo marca,
y al final tu y yo figuramos
separados por abismos
como dos alas,
sin dejar huellas,
sin dejar sombras,
solo queda ser absorbida
sin inquietud por las rocas,
en la lejanía de tu memoria.
AOC©2010
en la distancia dispersa,
surge el conspirador de la lejania,
desbaratados y perdidos,
disgregados como huerfanos,
en un puñado de polvo
adivino que es el viento,
tras el sol que se ha ido
hace tanto tiempo.
Es sencillo este juego,
está escrito en la sangre,
en la palma de la mano,
en la luna
que separa esas manos.
No trates de ascender
sino de ir hacia adentro,
concede,
traga,
bebe la noche misma
que también tendra su hora.
Lo natal, lo pasado,
todo marca,
y al final tu y yo figuramos
separados por abismos
como dos alas,
sin dejar huellas,
sin dejar sombras,
solo queda ser absorbida
sin inquietud por las rocas,
en la lejanía de tu memoria.
AOC©2010

Ilustraciones: Conrad Roset.
3 comentarios:
¡Bello!
como siempre, hermoso lo que escribes!
saludos.
Daniel y Marianela, gracias por sus comentarios...
Besos a ambos
AOC.
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