domingo, 4 de mayo de 2014

Código de hambre




El carrusel urbano
con sus caras itinerantes,
sus parpadeos, roces,
se mueve en ese mundo
que hace girar
artificiales colores,
hijos legítimos de la indiferencia.

El pulso incógnito de la mirada
pasea sus secretos
en la multitud anónima
que respira apretujada
con su hálito de tormenta
acumulada,
perseguidos por los sueños
en su viaje hacia la nada.

Caminantes de alas quebradas,
mezcla adúltera de todo,
se sumergen en la vía rápida
en busca de la limosna mezquina
de esa fauna de zombies
que se creen salvados
de los ácidos residuos.

AOC.2014



Gráfica: Talon Abraxas // Rose Freymuth Frazier // Mark Seager

2 comentarios:

Chaly Vera dijo...

La vida es un carrusel, la gente viene, se queda y se va y asi girando, siempre girando por suerte para uno, pues nadie se queda, todos se van...


Abrazos

antonia obiol y corcoll dijo...

... y cuando llega la soledad plena es bueno aspirar a alguna coherencia que nos permita seguir girando.


Abrazos
AOC

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