Violeta y blandos
se vuelven al atardecer
los bordes de las piedras
donde sumerjo
mi vocación de isleña,
perseguida por todos los vientos
que me invocan ese lugar
donde faltan vocablos
para predecir el silencio.
Las palabras aisladas
tejen su propia lluvia
echada al vacío,
sembrando una tierra de nadie
con su persistente humedad de tinieblas,
soñando con un germen
que despierte de una vez la vida.
Bajo un cielo
indeciso de domingo,
sumergida en ese viejo
traje de entretiempos,
donde mi piel es frontera
ya sin llanto,
esperando la alegría hermosa
del retorno
con su prodigio de piedras,
ornamentos y fantasmas.
AOC.©.2012
Gráfica: Benita Winckler // 2 y 3 Гуляева Олеся
2 comentarios:
Llevaba muchísimo tiempo sin pasarme por aquí, y me alegra ver que sigues teniendo la misma genialidad que antes.
Que han cambiado las palabras, pero transmiten igual. Sutil, muy bonito.
Gracias, llevaba mucho tiempo en esta bóveda transparente, en un paraíso solitario de palabras que casi paso de largo por tu gesto.
Saludos
AOC.
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