Un día nos marchamos
como fugitivos, sin un adiós
creyendo en ese mañana
que no conocemos;
no tenemos
vínculos ni despedidas,
tememos mortalmente al grito
de nuestros corazones.
Me persigue ese olor
a mujer triste,
como cueva de plasma;
soy una línea férrea roñosa
con algunos brillos
bellos e inciertos,
repartida en paradas lejanas
que se unen entre estaciones.
Olvido todo
en el escalofrío de una caricia,
donde el amor y el miedo
llenan de su olor la noche
y el mundo me sube por dentro
y brama
en el silencio de la tarde,
en el silencio del amor,
en la muda soledad,
encadenada por siempre
al pavimento, a la brea.
AOC.®.2012
Gráfica: Minni Havas // Rene Gruau 2 - 3
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