martes, 9 de febrero de 2010

Homocigótico




He acunado
pequeñas y grandes mentiras,
amasadas con cariño,
como si fueran hijas de mi memoria,
graníticas, bañadas en tiempo,
soy germen y receptáculo
de ese silencio de secretos
que existe como ramas,
bifurcaciones en el magma hirviente
de lo real.

Me invento la historia que soy otra
para franquear sin miedo
puertas cerradas,
cuando me miro
paso por alto promontorios y relieves
para enfrentar mi propia mirada,
y caminar con alguna gracia.

Sin embargo convulsiono
con la mentira ajena,
esa que me infringen
directamente a la vena,
esa que se aproxima
con un ruido diminuto,
con ese brillo que genera
la ausencia de verdad,
de promesa no cumplida,
todo se tiñe,
lo real instala en primera fila
a las apariencias,
como un flor sin pétalos, sin corazón.

Y al atardecer,
los caminos profundos de la noche,
salen a unir los mundos
de la irrealidad y la mentira,
en busca de una única verdad
que duerme en el brillo de una certeza,
en el fondo
del pozo oscuro
que esconde tersos frutos de volcan...

AOC© 2010

2 comentarios:

Daniel Os dijo...

Me dejaste toda la semana pensando en por qué somos desde moderados hasta exagerados emisores de mentiras pero jamás nulos, mientras con la otra mano fustigamos impíamente a los que les descubrimos alguna verdad dudosa.

Pero, sólo por no faltar -esta vez- a la verdad, te confesaré que no es cierto que estuve pensando en eso toda la semana.

Ni siquiera es cierto que esta semana pensé.
D.

antonia obiol y corcoll dijo...

La mentira propia se amasa por las propias manos, conocemos los alcances, los matices, las declinaciones y la alevosía que le implantamos... pero corroborar la mentira ajena nos deja como giles engañados, victimas de manipulación... no me estare creyendo el centro del universo, algo así como narcisismo???... diantre... atajenmé...

AOC.

Despedida

Llevo 6 o 7 años publicando mis escritos y poesía con palabras similares, contenidos similares, con gráfica orientada siempre a una visió...