sábado, 30 de agosto de 2008

Nada cambia















PERPETUANDO

La lucha perpetua
entre las mismas sombras,
las mismas puertas,
como un juego sucesivo
un golpe monótono.
Sumergida
en el mismo sueño,
las cortinas,
el piso a cuadritos,
y un montón de esponjas:
para limpiar el baño,
para pulir ollas,
para refregarse la espalda.
El reloj suena su alarma
para cortar el sueño en dos
con un ring penetrante,
resucitador de fantasmas,
sepultador de horas,
testigo azul
de alguna luz
que entra por la misma ventana
hace un millón de años.

A.O.C.2008

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