El peso de una mañana gris
se aloja en la base del cuello,
en la comisura de los labios,
en la cerviz de prontosaurio
que refleja tu sombra.
En lo escaso, lo escueto
se sumergen las trincheras,
la linea de fuego,
el pulso gastado de la vida
que te respiras al oido
y hace girar la rutina eterna
de tus días.
El rito de almas solas
se deja ver
en ventanas de semi-sombras;
trajines silenciosos
en ese amplio paisaje
de muebles sin sacudir
y sus epitelios grises
que pueblan lo inerte.
Entre murallas
se moldean amores
de sombras ligeras
que cuelgan
esperando su turno pasajero,
su hilo precario de adioses.
su hilo precario de adioses.
AOC.2014
Gráfica: Hoooook
2 comentarios:
me gusta, su hilo acusador, su desencanto afilado.
Gracias Rainier, se agradece la visita.
AOC
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