En mi prisión
hago curas diarias de oscuridad,
de silencios relativos,
de olvidos, de lágrimas
y me detengo con paso leve
como un frágil atleta de la vida.
Un rayo de sol
pone una luz cruda, dramática,
y una tormenta
se arrincona
en un pedazo de cielo,
la confusión,
la inquietud de dudar,
por un instante
estar soñando,
o estar elevándose
como una burbuja
camino al sol,
insensible a la idea
de una caída, del vértigo,
adaptada para siempre
al milagro de volar.
AOC.©.2013
Gráfica: Vladimir Clavijo // Vito Campanella // Viola Dana // Stanislav Sigintas
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