Estamos hundidos
en una ensenada
de amores muertos
y perfumes desvanecidos,
bañados por esa claridad
impasible
del plateado
silencio astral.
Afilados ciclos
aguzaron mi óptica,
después de la tormenta,
la embriaguez y las heridas.
Aferrada a perpetuidad
a ese pavor
de lo que viaja a la espalda,
donde el ojo ocioso
atisba el infierno de la nada.
Pertenezco a esa profética tribu
de pupilas ardientes,
abierta siempre
a un clima de huracanes.
Como acorde falso
de una rancia sinfonía,
solo puedo reflejar la locura
de los que están danzando.
AOC.©.2013
Gráfica: Ryoheihase // Ilja Keizer // Izinsiz Gösteri
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