Yo tenia un maestro
y se lo llevó
esa sombra antigua
que suspira
en el silencio de la noche
desde su balcón sobre el abismo.
Las mañanas ya no regresan,
donde están mis lágrimas
que caen duras, compactas, calcáreas,
sin aliento ni luz.
Mi boca cría arboles,
pero yo no soy ni planta ni flor,
suelo ser como el mundo,
como un sueño hormigueante
de signos y símbolos;
esto no sabe a nada,
solo sabe a fe,
solo sabe a fe,
o su equivalente a escoger estrellas
entre lombrices.
AOC.®.2012
Gráfica: Maxime Quoilin // Mia Wallace // Reger ibañes.
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