Nada detiene la caída de un sueño
al torrente imparable del día,
bajo un cielo que renuncia a ser cielo.
Algo sale de mi boca
con la limpia negrura de la gasolina
y una voz que masticó los vientos
de otra selva.
Es mi canto de ira,
hay odio en mi,
fuerte y antiguo,
construido lámina a lámina,
como un cielo vacío, sin limites.
En secreto me enamoro
perdidamente de llamas,
hacia afuera revolotea
un destino que no encuentro,
sólo arenas abajo del viento
frotando al sol en su ruta.
Sumerjo como olas la piel
en contextos no siempre reales,
en abluciones de escarnio,
lavativas trabajadas con un cincel
frío y dañino,
donde el dolor se aletarga
pero no se extirpa.
AOC. 2013
Gráfica: Victor Nizovtsev // Virgil Finlay //Mary Qian
2 comentarios:
Felizmente el dolor se queda dandole sabor a esta vida insipida.
... y templando el alma para otros tiempos.
Saludos Chaly
AOC
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