En el infinito mundo
de lo invisible,
donde los silencios
caen a raudales,
me sumerjo
inundada de profecías.
Apozada en la rústica simetría
de esta alma
que deambula
por los precipicios de la suerte,
sólo para rescatar
esa voz pretérita
que le dé sentido
a las pisadas,
y al tiempo
con su alambique
de esperanzas.
Los caminos
se juntan y separan,
no hay dos vidas
para exhalar las palabras
que callamos;
los años vertiginosos
se precipitan indiferentes
con la rigurosidad
de una gota que horada
las cuevas secretas,
las cuevas secretas,
las costras de una vida cansada
AOC.2013
Gráfica: Camelia Mitea // Jim m. Berberich // Mary Qian
1 comentario:
muy bueno
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