El horizonte
ya es solo una pared
sumergida
en esa mar incolora,
tumba de penas.
Ríe, enseña tus dientes.
busca, coge, saquea,
mira por la puerta
entreabierta
ese paraíso fatigado de excesos,
donde todo es humo
viajando a la eternidad.
Escucha,
lanza una mirada
y escucha,
guárdate tus romances
de ciego,
tus palabras
como ecos vacíos,
donde tu pasado
es lo que olvidas;
pasea tu débil reflejo
sin color,
sabiendo que no tienes
esa delicada cuerda
que llora.
que llora.
Solo te queda
esa pequeña alma
llena de sebos
y una amplia gama
de señuelos y comodines.
AOC.©.2013
Gráfica. Milo Manara // Noel Oszvalds 2 y 3
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