Un rumor de piedras me había invitado
a aniquilar mis fronteras
y traspasar el silencio
en busca de ese amor
que se muerde, que se besa
en un mundo con olor a estrellas.
Yo sabia que ese escorpión envenena
a los habitantes de las sombras,
cultivadores de soledad y arena;
la serpiente con hambre
se come su propio estomago.
Y continua la ceguera
con la ausencia,
ausencia de todo
que es como un agujero en la nada;
yo miraba pero no veía,
había estacionado mis ojos
en esa pelusilla de melancolía
y allí quedaron mis pasos
como dos puntos podridos
en una rama.
AOC.©.2012
Gráfica: Erika Kuhn // Rikka Sormunen // Lovisa Burtitt
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