La fuerza penetrante
del fuego
transforma arena y silicio
en frágil y transparente
cristal
que cae como lágrimas
de un Dios generoso
y olvidado.
Pero no hay potencia
que cambie a
los ejércitos de almas pobres,
de tacaños,
de egos de baja ley
que circulan
por bien pavimentadas calles
como hijos
de exitosos depredadores.
Fuerzas
Sin movimientos, sin piedad
pueblan infinitos rincones,
nos caemos en lo abismal,
en lo interminable;
nos hallamos sin un eco en la noche,
profundamente engañados,
sin una luna a quien aullar...
y no hay respuesta.
AOC.®.2012
Gráfica: Liza Corbett // Mel Kadel // sin título
No hay comentarios:
Publicar un comentario