Con esos pelos locos, esa ropa tirada al azar, los lentes pequeñitos Daniela siempre ha cargado con ese aspecto de gallina clueca. Nunca ha podido ocultar su pasado de gallinero. Nació sumergida en el quehacer de esos largos pabellones de gallinas ponedoras en la quinta de Don Chuma, su abuelo paterno que le enseñó los números contando huevos en las recogidas de la tarde.
En el período de nacimiento de las nuevas generaciones de gallinas, se iniciaba en la quinta el proceso de sexar a los polluelos recién nacidos, las hembras eran conservadas para seguir poniendo, los machos con mejor suerte eran donados a los lugareños y los menos afortunados caían a un enorme barril con agua. Daniela esperaba a los sobrevivientes para acogerlos bajo su protección, lo que tampoco era un sitio muy seguro, algunos polluelos murieron ahogados en talco o aplastados por un sueño profundo o algún otro descuido de su protectora. En el tiempo en que Daniela cumplió 4 años un terco polluelo logró sobrevivir y fue bautizado como "Copernico" por Don Chuma. Paulatinamente el ave se convirtió en un fornido gallo castellano y que dada su condición de mascota empezó a adquirir un carácter distinto a los gallos del gallinero; se tornó celoso y protector. Esta condición de perro guardián lo ponía agresivo y amenazante ante cualquiera que se aproximara a Daniela. todos sabían que desafiar a Copernico no era chiste, contaba con unas espuelas filosas y de cuidado.
A medida que pasaba el tiempo el gallo solo podía ser manejado por Daniela quien tenia que ir a dejarlo al gallinero cuando anochecia porque los trabajadores de la Quinta le tenían miedo. El exceso de celo de Copernico sentencio su vida. Una tarde Daniela jugaba con barcos y muñecas en una acequia que le servía de piscina, su abuela le indicó varias veces que el tiempo del baño había terminado y que debía salir del agua, señales que Daniela prefirió ignorar lo que rápidamente gatilló el enojo de la abuela que la saco de una ala del agua. Copernico con su cerebro de ave decidió que era necesario atacar a la abuela, así que enterró sus gruesas espuelas en las cansadas piernas de ella justo donde los varices le hacían una pelota. La decisión fue rápida, Copernico se convertiría en cazuela y a Daniela le contarían una historia convincente.
La desaparición repentina de Copernico y la pobre historia inventada por los abuelos cimentaron en Daniela una eterna falta de fe en los cuentos para ocultar las verdades verdaderas.
AOC.®.2011
Gallo castellano.
domingo, 25 de diciembre de 2011
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2 comentarios:
La condición humana ve cazuela allí donde hay gallo. A Copérnico se la perdonaron durante unos años, pero nunca fue mascota.
D.
... pobre Copérnico no tenia muchas posibilidades de ser una buena cazuela, se le fueron los humos a la cabeza...
acluecados besos
AOC.
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