Sueño
abrazar las olas del mar
con esa brusquedad alucinada
que caracteriza el devenir onírico,
donde los sueños ocurren porque si,
ajenos a la modulación y bisagras
de la robusta realidad.
Conmovedoramente absurda
bombeo una sangre
espesa como alquitrán,
guardiana de un temblor
que hace vibrar el aire
proyectando el horror y el deleite
de lo que no me atrevo a saborear.
Como titiritero del ágora
recorro el desierto
buscando tropezar con mi destino
escrito en uñas de gato
y plumas de ave cantarina,
que unidos perfilan la sombra
de innumerables noches
no vividas...
AOC.®.2011
Fotografias: Salomé Vorfas
No hay comentarios:
Publicar un comentario