Mis ríos condenados
por el agua,
no quieren salir
de esta botella
que al ponerla de cabeza
es como una puerta
que se abre hacia mi misma.
En este estado de ausencia
ni una gota cae;
cierro los ojos
a otras lunas
y la burbuja
expulsa a borbotones
este río,
como en un convulsivo tartamudeo,
se me va el agua,
y llega mi condena...
el vacio.
A.O.© 2009
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